Acortando el camino hacia un futuro sostenible
Un artículo sobre los efectos de la venta en corto en la inversión con criterios ASG
Mucho se habla sobre la inversión socialmente responsable, como en el uso de los factores ASG (Ambientales, Sociales y de buen Gobierno corporativo) en las decisiones de inversión.
Pero entre toda esta nueva forma de mirar los mercados de capitales, una cuestión sigue generando una tremenda confusión: el uso de las posiciones cortas en un contexto ASG. Cuando se trata de calcular la puntuación ESG de una cartera, hemos escuchado argumentos que van desde "ignorar los cortos" hasta "compensarlos con los largos" y, quizás el más creativo de todos ellos, "fingir que los cortos son en realidad largos". Decir que hay mucha confusión sería quedarnos sólo en la superficie.
¿Por qué esto es importante? Como tratamos las posiciones cortas es importante para los objetivos de la inversión socialmente responsable: generar impacto positivo o no hacerlo.
Hay tres razones por las que las posiciones cortas tienen sentido en las carteras centradas en ASG:
· Los gestores pueden expresar su puntos de vista sobre la inversión mediante la venta en corto. Si un gestor espera que una empresa concreta lo haga mal en el futuro, simplemente mantenerse al margen es una expresión menos significativa de esa opinión que venderla en corto. Esto, cobra más sentido incluso cuando hablamos de compañías que operan totalmente en contra de criterios ASG.
· En segundo lugar, la venta en corto es una gran manera de cubrir riesgos, incluidos los de naturaleza ASG.
· En tercer lugar, muchos inversores orientados a la inversión socialmente responsable buscan generar un impacto real a través de sus carteras financieras. El impacto nunca es fácil, pero el caso más realista, para afectar a la economía real es necesario mantener una gran posición, votar, comprometerse y quizás conseguir un puesto en el consejo de administración. Nada de esto ocurrirá si el inversor no adopta ninguna posición en la empresa, pero puede tener cierto impacto cuando vende en corto una empresa.
Los puntos anteriores pueden aplicarse a todos los criterios ASG; pero para verlo de forma más clara, vamos a centrarnos en un aspecto específico, la “A” de ASG: el cambio climático. En concreto, las emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Qué lugar ocupa el cambio climático en los ASG?
Los resultados son fáciles de interpretar. Si creemos que veremos una transición rápida hacia una economía con bajas emisiones, o si esperamos un impuesto mundial sobre el carbono, probablemente querremos posicionar nuestra cartera en consecuencia.
Podemos tomar posiciones por ejemplo no teniendo intereses en acciones, por ejemplo, que emitan grandes cantidades de gases de efecto invernadero o que produzcan combustibles fósiles. Pero si realmente tenemos convicción en esta perspectiva ¿Por qué no podría vender en corto las acciones más expuestas al cambio climático? Algunos podrían pensar que los cortos sólo son útiles para posicionarse a corto plazo. Eso no es cierto, al menos para nosotros y probablemente otros analistas y gestores similares. Normalmente mantenemos nuestras posiciones cortas más de un año, muchas de ellas superan los 3 años.
Muchos inversores (y quizás también los reguladores) creen que el cambio climático puede ser un riesgo importante y algunos investigadores ya han desarrollado marcos sobre los que trabajar para cubrir estos riesgos climáticos, construyendo carteras que se basan en gran medida en las ventas en corto.
Pero quizás, lo más relevante de las posiciones cortas reside en el impacto, y el argumento aquí es sencillo: Las ventas en corto tienen un impacto real, al disuadir a las empresas de perseguir aquellas prácticas reprobables, en este caso, las emisiones de carbono. Por supuesto, esto no suele gustar mucho a algunos tipos de empresa.
La venta en corto abre nuevas opciones para la inversión ASG. Muchos inversores quieren reducir la huella de carbono de sus carteras, llegando incluso a comprometerse a ser “carbono negativos”. El problema, es que llegar al “cero neto” es prácticamente imposible hoy en día (y en el futuro previsible) sólo con posiciones largas. Habría que comprar una cantidad enorme de compensaciones de carbono para acercarse a ser realmente libre de emisiones, y mucho más para llegar a ser negativo en carbono.
Pero un inversor puede utilizar una combinación de compensaciones de carbono y posiciones cortas para reducir significativamente la huella de carbono de su cartera, y llegar al “cero neto”.
Así, cuando se mide la huella de carbono en una cartera, hay que tener en cuenta las posiciones cortas, calculando la “huella de carbono neta”: el valor de las posiciones largas menos el valor de las posiciones cortas. No se pueden ignorar el lado corto o el sistema y las promesas de carteras sostenibles serán inservibles, o simplemente una herramienta de marketing para captar millenials.
El uso de la venta en corto para reducir la huella de carbono, para llegar al objetivo de ser negativo en carbono o para lograr otros objetivos ASG (como por ejemplo los de la letra “G”) , es una herramienta vital para la inversión sostenible. Presionar a las empresas con posiciones cortas no solo hace que se ven forzadas a cambiar su modelo de negocio y reducir sus emisiones, sino que permite a los inversores tener una exposición mucho menor (o directamente negativa) al carbono y a otros combustibles fósiles.
Para quienes buscan que sus inversiones conduzcan a un mundo con menos emisiones de carbono (y mejor en materia de ASG), la venta en corto es una herramienta clave para conseguirlo.
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-Por Héctor Sanmiguel