El arte de perdurar
"Al caminante que sube a la montaña, el sonido de las campanas de los rebaños le da un ritmo, le acompaña en sus pensamientos, le lleva a los ensueños. Cuanto más sube el caminante, más se desvanecen los sonidos del pueblo y de la gente. Las vidas de los demás se desvanecen, el caminante se queda solo consigo mismo. El tintineo de las campanas es el último rumor que llega al viajero desde la tierra al alcanzar las alturas.” Sylviane Messerli
Las campanas significan protección, felicidad y paz. En tiempos de guerra las campanas se sacaban de las iglesias para fabricar cañones y armas. Durante tiempos de paz, las armas de guerra se volvían a fundir para construir campanas, anunciando la llegada de la renovada concordia. El sonido de las campanas significa desde entonces libertad.
Pero no solo eso, las campanas también son consideradas el símbolo de la armonía, uniendo el cielo y la tierra a través de su timbre.
Las primeras campanas se fabricaron china hace más de 5.000 años. Inicialmente, fueron realizadas con piedra, después cuencos de frutos y más tarde metal. La simbología egipcia representa ya vacas con campanas colgando del cuello. Tanto griegos como romanos utilizaron campanas para el ganado y desde 1800, encontramos campanas y cencerros con la forma actual.
En el cristianismo, la campana se convirtió no solo en un instrumento agrario, sino en el símbolo acústico imprescindible para transmitir su mensaje. Además, las campanas no solo tenían un significado religioso, el sonido servía para organizar el día.
Los cencerros se han utilizado desde la antigua china para mantener unidos los rebaños. Debido al movimiento natural, especialmente durante el pasto, el sonido del cencerro no es sino una indicación de la orientación para el resto de la manada. En los grupos de animales que pastan libres, cada uno de ellos recibe uno, para que los animales perdidos puedan ser encontrados más fácilmente.
Diferentes cencerros tienen sonidos específicos para identificar las características de cada animal, como la edad, la especie o su posición social. Algunas culturas incluso han desarrollado nombres concretos de cada tipo de cencerro, para distinguir su forma y su tono. Pero los cencerros no son solamente eso, también forman parte de la tradición familiar y se transmiten de generación en generación. Hoy en día, el uso de un cencerro familiar marca el apego a las tradiciones.
Kuhglocken & Treicheln
Es posible que ya hayas escuchado el sonido de las campanas en los pastos suizos, en las montañas. Hay un paralelismo entre el sonido de los cencerros y el repique de las campanas de las iglesias. Las campanas representaban el poder cuando las llevaban los monarcas y lo divino cuando adornaban los trajes ceremoniales.
Desde finales del siglo XVIII, sólo hay unos doscientos artesanos en Suiza que funden campanas de bronce. Algunos modelos llevan motivos religiosos, oraciones, animales o flores. Estos símbolos expresan creencias y esperanzas, pero también temores. Al utilizar campanas con motivos religiosos, los ganaderos protegen a su ganado mediante la fe, como si cada campana fuera una oración.
Las campanas forjadas se fabrican con láminas de metal que se calientan en un horno y luego se martillean para darles su forma. Más tarde se coloca una correa de cuero bordada para poder colgar el cencerro al cuello del animal. Estas campanas artesanales suelen costar entre 850 y 900 francos suizos.
La práctica de colocar campanas a los animales se remonta a los primeros tiempos de la ganadería. Los pastores pueden localizar a sus rebaños por medio de campanas en la niebla, de noche y en lo profundo de los barrancos. El repique repentino de las campanas advierte del peligro, mientras que su tañido rítmico tranquiliza al rebaño. Una vez colocado el cascabel, el animal lo llevará durante toda su vida, a menos que cambie de dueño.
Se tarda un día entero en fabricar una campana de acero desde cero y hay que realizar entre 14 y 15 pasos diferentes para transformar una chapa metálica en un producto acabado. En cada etapa se necesita una precisión milimétrica. La campana debe cantar y, sobre todo, no debe producir un ruido metálico.
La tecnología moderna podría haber hecho obsoletos los cencerros, pero la tecnología no puede reemplazar la cultura que hay detrás.
Perdurar es sobrevivir, mantenerse, permanecer. Es vencer la entropía, el paso del tiempo, la incertidumbre. Perdurar es ser la roca, la llama, el río que esculpe un profundo cañón. 100 años como un suspiro. La tradición, la cultura.
Nada pervive si carece de voluntad, la misma voluntad que consigue que el tiempo, no sea más que mero azar.
“ Le savoir se tranmet. Le pere montre au fils, qui se fait heriter. Les generations se succedent. Restent leur gestes” Des cloches et des hommes.
Inspiración
Como siempre, referencias para tirar del hilo.
-Por Héctor Sanmiguel
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